Género: Novela.
Sinopsis:
Estimado lector, estimada lectora:
Aunque el uso habitual de un texto como éste es describir las características de la obra, por una vez nos tomaremos la libertad de hacer una excepción a la norma establecida. No sólo porque el libro que tienes en tus manos es muy difícil de definir, sino porque estamos convencidos de que explicar su contenido estropearía la experiencia de la lectura. Creemos que es importante empezar esta novela sin saber de qué trata.
No obstante, si decides embarcarte en la aventura, debes saber que acompañarás a Bruno, un niño de nueve años, cuando se muda con su familia a una casa junto a una cerca. Cercas como ésa existen en muchos sitios del mundo, sólo deseamos que no te encuentres nunca con una. Por último, cabe aclarar que este libro no es sólo para adultos; también lo pueden leer, y sería recomendable que lo hicieran, niños a partir de los trece años de edad.
El editor.
Hay que leer la versión original, en inglés.
Puesto en contacto con la traductora de la edición, Gemma Rovira Ortega, ha quedado relegada la consulta para otro momento de mayor disponibilidad (ella iba conduciendo).
De tal modo me quedo sin saber –momentáneamente- si Gemma Rovira ha expuesto el nombre de uno de los personajes de la novela, la sirvienta Maria, manteniendo su transcripción del texto original, así sin acento, o si es que ha omitido voluntariamente escribir María con acento, como licencia, o si ha sido un error de impresión, que si fuera el caso ya debería estar más que resuelto al circular la decimocuarta edición.
Entiendo que Gemma Rovira, como gran profesional, y con un enorme currículum, donde destaca la traducción al castellano de Harry Potter, no iba a cometer un desliz con la omisión del acento sobre la i de María.
El inocente título de la obra no es más que la puerta hacia una situación paradójica en la que el responsable o coautor de lesos crímenes contra la humanidad, involuntariamente conduce a su propio hijo al cadalso.
Todo escrito en un lenguaje de la mayor ingenuidad y candor, como corresponde al personaje de 9 años de edad.
La trama va exponiendo como en una sinfonía, in crescendo, la situación de la tragedia del III Reich. Va descubriéndote capítulo a capítulo el contexto partiendo de la tierna visión del protagonista.
Un relato que se lee de un tirón, en una sentada, nos muestra cómo el razonamiento lógico de un crío es capaz de demoler los cimientos de las ideologías totalitarias, basadas en la creencia, como expresa la madre del prota: “A nosotros no nos corresponde pensar. Ciertas personas toman las decisiones por nosotros”. Es decir, el suicidio filosófico como arma para aniquilar las voluntades.
En su sencillez de conceptos, se le asigna el término patriota a las personas que anteponen sus ideales por encima de la vida humana y de los derechos humanos elementales, para no dejar ninguna duda de la influencia perniciosa de estos individuos sobre la humanidad.
Como dice Machu Picchu, el libro se lee de una sentada. Pues perfectamente puede acabarse en una tarde sin despeinarse.
Estamos ante un libro que rebosa Humanidad e Inocencia por los cuatro costados, con un estilo muy cuidado que en ocasiones, por su prosa delicada al hablar desde el punto de vista de un niño, nos recuerda al maestro Michael Ende en Momo. Pero solo de pasada, pues El Niño con el Pijama de Rayas tiene un trasnfondo mucho más crudo, dejando caer muchos sentimientos que quizá no todos sean capaces de captar. Una obra jugosa como un entrecot, que hay que masticar con cuidado para sacar de ella todo el juego que puede aportarnos, que no es poco.
Por citar a uno de los personajes, el libro puede resumirse en lo siguiente: «Casi podría decirse, que en realidad eran todos iguales». Y es asi, en realidad todos somos iguales.
La inocencia de un niño que no distingue entre razas y colores es aplastante frente a los prejuicios de la gran obsesión nazista. Pues el autor de ésta frase es uno de esos niños, de los que sufren, de los que sobreviven como pueden, de los que se dan cuenta de que el mundo a su alrededor no va del todo bien y no pueden hacer nada para cambiarlo.
A destacar como mi capítulo favorito aquel en el que Bruno, nuestro protagonista, habla con su Hermana y le pregunta por la alambrada. No diré nada más sobre ésto para no desvelar ningun detalle al posible lector de éste comentario, pero espero que aquellos que han leido el libro recuerden de lo que hablo.
En resumen: Un libro que recomiendo a todo el mundo, por su interés y por la cantidad de sentimientos que desprende. Un libro que no debería dejar indeferente. Un libro que debería leerse en todas las escuelas.
Nota: 10.
mierda